Agárrame por detrás y di que esto
nunca se acaba. Dame un beso en la oreja para que me despierte.
Cómeme a mordiscos. Quiéreme a besos. Aplástame con tus abrazos de
oso. Ódiame por una pequeña pelea tonta. Corre conmigo sin saber a
donde. Llévame al caballito diciendo “Tequierotequierotequiero.”.
Alejame de cualquier lugar, llévame a una playa lejos, aislada, en
la que podamos estar solos. Inténtame sacar una sonrisa, aunque sea
imposible, porque ya estoy feliz. Párate de repente a saludar a
alguien que no conoces de nada pero que te cae bien. Llora mientras
dices que esto es el siempre, que no es otra falsa alarma. Susurrame
que soy perfecta gracias a mis imperfecciones. Ríete de las que
sueñan con ser grandes por llevar relleno, camisetas escotadas y
minifaldas-braga. Conseguir que todos te observen por tus grandes y
maravillosas locuras, y así salir corriendo. Disfrutar creyendo que
llegará el día en que todo sea perfectamente perfecto. Decir
palabrotas al tuntún, sin ni siquiera nosotros enterarnos de lo que
decimos. Dar las gracias, sin saber a quien, por el primer día que
nos vimos. Quejarnos mutuamente, contar por turnos nuestros
“defectos” físicos, y cinco minutos después quedarnos callados
sin saber que decir. Poner caras raras y sacarnos una gran foto, con
la peor cámara de todas, pero sabemos que será genial porque es de
los dos. Mirarnos, sonreír y gritar lo primero que se nos venga a la
cabeza. Consolarnos por miedos tontos. Dar fé de que hay mucha gente
que presume de amar, pero nadie ama. Por ver una pareja de falsos.
Pensar en grande, porque no nos va a llegar la pequeña ciudad en la
que vivimos, nos comeremos el mundo, poco a poco. Que será perfecto
porque los protagonistas somos dos, solo dos, tú y yo. Que me darás
la mayor felicidad de todas, lo sé.
Su sonrisa, esa por la que vivo cada día para volverla a ver. Su cuerpo el que cualquier chica quedria tocar. EL.
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